Mientras Grimble se dirige al público, habla simultáneamente con Cristock vía telepática. Le dice que no se preocupe, que todas sus dudas serán resueltas a su debido momento. No obstante, tendrán –todo el tiempo del mundo– para conversar, tras la Transición. El sabio duende aclara que él mismo se encargará de que el reencuentro se produzca. –Tú sólo preocúpate de mantenerte con vida.– Este último enunciado desde luego deja algo preocupado al astrónomo, con todo es nada comparado con el desconcierto general que ocupa en ese momento la casi totalidad de su mente inconsciente.
Lo que también percibe Cristock es que, cada vez que Grimble habla con él telepáticamente, aminora levemente la fluidez de su charla con el público. Un tiempo de reacción que, aunque casi inapreciable, le hace ver un poco más "humano" a su peculiar contertulio. Un pensamiento fugaz que seguro el duende ha recibido pero no hace comentario sobre ello. Grimble no comenta todo lo que Cristock piensa, cosa que éste agradece. En cambio sí le pide que se despreocupe de ser observado por otros mensajeros pues, de todos los presentes, sólo cinco de ellos, incluyéndose a él, pueden leer la mente y, en cualquier caso, los otros cuatro están demasiado lejos para poder hacerlo. No obstante, concluye, que aunque estuvieran en la primera fila no invadirían sus pensamientos, por una cuestión de llano respeto. Y, ciertamente, estas palabras sosiegan a Cristock más de lo que pensaba que harían.
Otro detalle del que Cristock cree haberse percatado es del género de aquellos duendes. Apostaría a que son todos "hombres", pues no aprecia ningún rasgo de femineidad en ninguno de esos rostros. O quizás estos mensajeros sean todos de género nulo... Pero curiosamente, aunque no hay muchos humanos en la sala, tampoco descubre a ninguna mujer entre ellos. Sea como sea, Grimble no hace ningún comentario al respecto.
El viejo duende agradece ahora en público el inestimable trabajo de Cristock para con su pueblo. El Visor atemporal que él y los suyos han construido casa a la perfección con los espejos de sus contemporáneos extraterrestres. Y, de hecho, Grimble considera ambas estructuras paralelas como la unión simbólica de ambas civilizaciones: humanos y mensajeros. La efímera pregunta sobre el significado de los "mensajeros" surca de nuevo la mente del astrónomo, pero Grimble se limita a decir que su nombre completo es "arco mensajeros", "los que mandan sobre los mensajeros"; lo cual deja a Cristock igual que antes de su psico-pregunta...
Grimble no hace otra cosa que elogiar al hombre, pero el pobre Cristock sólo querría pasar desapercibido en ese momento. Se siente como un niño al que el profesor está apunto de mandarlo al encerado. Su corazón late con fuerza. Mira a Giovanna, que está sentado junto a Franklin y otras personas en la primera fila. Giovanna hace el amago de meter la mano en el bolsillo de su camisa, como preguntándole a Cristock, con otro tipo de "telepatía" (la mímica), si necesita tomar una pastilla. Cristock hace caso omiso de su señal.
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